jueves, 15 de mayo de 2014

Comunicando emociones. 1ª parte.

                Las emociones generalmente no se comunican, se contagian. Pero he querido utilizar esta palabra "comunicar"  porque quiero resaltar el carácter volitivo y consciente del acto, contagiar implica involuntariedad.  Siempre que comunicamos, transmitimos emociones al mismo tiempo, casi siempre de forma inconsciente. Están ligadas al mensaje como la tela de araña que envuelve a una mosca atrapada en la red.




                Pero yo quiero saber transmitir, alegría, optimismo, energía, pasión, en una situación en concreto, cuando yo quiero y que el receptor se vea embargado por las emociones y caiga cautivo por mis encantos. -Pere, si sabes hacer esto, en cuatro días te haces el rey del mundo. -Depende para qué lo utilices. De todas formas, como siempre, la teoría es lo fácil, lo difícil es la práctica. E importante, que el contexto te dé oportunidades. Lo cierto es que he tenido pocas entrevistas de trabajo y tampoco me prodigo por discotecas y pubs últimamente. Nota: Ir en busca de oportunidades.

                Hoy es jueves, los miércoles, mis hijos tienen piscina, así que hoy por la mañana iban algo cansados y cabizbajos al cole, en especial Pedrito de 6 años. No es muy matutino el muchacho. Por el camino nos hemos encontrado a Martina, una compañera de clase, que sí tenía ganas de jugar: A los dos minutos ya estaban los dos como leoncillos, correteando, jugando, entre risas y arrumacos. Yo me sonreía mientras los azuzaba para acudir al cole, al igual que el chico que acompañaba a Martina, pero él, con cara de pocos amigos.

                Primera lección, las emociones que transmito tienen que estar en consonancia con la situación y las expectativas del receptor o receptores. Seguramente en la expectativa de este chico, de "cómo se tiene que llevar  un niño  al colegio" no entraba la idea de que puede ir correteando y jugando, por lo que imposible que se le contagiara del espíritu juguetón de los niños. El posible receptor de la emoción, rechazará la misma y posiblemente se enfadará, si la considera fuera de contexto, incompatible con los objetivos del momento, o desproporcionada para la situación. Si entramos en una habitación de un enfermo terminal, no pretendamos ser la alegría de la huerta, al menos de momento...

                Por lo que la primera parte de nuestro objetivo va a ser un diagnóstico, un diagnóstico emocional de la situación, tendremos que evaluar los diferentes componentes de la situación comunicativa. Hay personas que esto lo realizan automáticamente, su instinto les dice y les hace actuar como diapasones emocionales, se impregnan de las emociones al momento. Todos tenemos esta capacidad en mayor o menor nivel, pero en muchos casos es necesario activarla y entrenarla para conseguirlo.

                Para activar nuestra capacidad de comprender emociones necesitamos en primer lugar un compromiso, un compromiso ético. Tenemos que asumir que el receptor de nuestras emociones es un ser emocional, que siente y no solamente que siente, sino que sus sentimientos son honorables, positivos,  que es digno de compartirlos con nosotros. ¿Parece de Perogrullo verdad? Pues es el mayor error que cometemos.  Qué se lo cuenten a Fray Bartolomé de las Casas, ¿Son los indios personas dignas? Que me lo cuenten a mí que me tuve que empollar todo el proceso en la asignatura de antropología.  ¿Los judíos? ¿Los inmigrantes? ¿los del Madrid, los del Barça? ¿El enemigo?  ¿Las mujeres? ¿Las suegras? ¿Los niños? ¿Los perros, los gatos? Sí todos, menos mi vecino que es el demonio en persona, va a por mí, me tiene, entre ceja y ceja. Lo que sucede que algunos nos creemos el ombligo del mundo.

                Según nuestros prejuicios vamos a activar esta capacidad o no, también según la situación. -¡Sí, sí! A veces, no quiero comprender a mi hermano, solamente quiero darle una metafórica puñalada, y que sufra...

                También podemos manipular el grado de conexión, el grado de empatía con el emisor de la emoción. Esto es muy importante para mí y para mi profesión, debemos comprender la emoción pero no dejarnos llevar por ella. En ocasiones, somos la parte fría, la que frena ante emociones negativas, y en otras, la parte caliente, la que incita hacia las emociones positivas. Sin perder nunca el objetivo de la comunicación.

                Para comunicarnos emocionalmente debemos partir de un compromiso ético de respeto y dignidad entre los actores de la comunicación, de lo contrario es imposible conectar y comprender las emociones del otro. Es abrir el canal de comunicación para que el código pueda llegar y ser interpretado.

                Parece que el tema tiene tela que cortar, la semana que viene continúo con el diagnóstico emocional, saludos y suerte.


 El enigma de la foto:


               
                Esta es la foto de la semana pasada, ante todo muchas gracias a todos los participantes en la interpretación de la misma. La mayoría ha dado respuestas, relacionadas a un muro, a un obstáculo a superar, al esfuerzo para conseguirlo. Sin duda alguna una buena interpretación, no hay ninguna más válida que otra, ahí va la mía:

                La imagen son las montañas que rodean las hoces del río Turia a la altura de Chulilla. Os recomiendo una excursión senderista por estos parajes.


                Es una metáfora temporal, de cambio. Parece que no, pero el paisaje es dinámico, cambia, se va erosionando, el rio Turia, la lluvia, el viento, ha cambiado la orografía del terreno. La tierra es nuestra personalidad, partes más duras se mantienen como fortalezas inexpugnables a lo largo del tiempo, nuestro temperamento, mientras la arena, la grava cae ladera abajo dejándose arrastrar por las aguas del rio, por las lluvias, por el viento. Los acontecimientos vitales que nos moldean. 

                Muchas gracias por participar, ¿Os atrevéis con la de esta semana?

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