lunes, 18 de noviembre de 2013

La vocación.

                Recuerdo una anécdota que contaban mis padres. -En el bautizo de una niña, un mozalbete se le acercó al padre de la criatura y le dijo. -Prepara el ajuar, porque un día yo, me casaré con tu hija. Lo trataron de loco y desvergonzado pero, pasaron los años y así fue, tuvieron un matrimonio largo y feliz.




                Hay personas, que nacen bailarines, cineastas, albañiles, mecánicos... Que desde pequeños tienen clara su vocación, han seguido su camino y están desarrollando la profesión elegida. Siempre les he tenido una profunda envidia, porque mi historia ha sido todo lo  contrario. Nunca he sabido a que dedicar el resto de mi vida, y aún estoy en esas...

                Solamente he descubierto ciertas directrices bastante ambiguas que parecen ser un constante a lo largo de mi vida laboral. Si a alguien le sirven de algo, estupendo...

                -Actitud positiva hacia el aprendizaje, aprender de todo y de todos en todo momento y en todo lugar. Intentar generalizar y simplificar conceptos para utilizarlos en otros ámbitos. Buscador de preguntas y respuestas, de sentido, de conocimiento tanto del ser humano, de sus artificios, como de la naturaleza. Practicidad.  Aún recuerdo teniendo catorce años, la cara que puso mi padre, y mi satisfacción, al descolgar el espejo del cuarto de baño a oscuras y reflejar la luz para que él pudiera arreglar un enchufe.

                -Manejo del refuerzo, auto-motivación. Siempre buscar el aspecto positivo al realizar un trabajo. Buscar ficciones necesarias para conseguir un objetivo, aunque solamente sirvan para ese momento y lugar. Vacaciones de verano, calor extremo, peón de albañil, pico y pala, "sacando los cimientos" en una cantera de grava blanca, un infierno como cualquier otro. La hombria y la forma física como argumentos... A los 16 años está permitido.

                -Sensible a la presión social, entorno-dependiente. Una de las motivaciones más importante es quedar bien con los demás, ayudarles a conseguir sus metas y demostrar que sabes hacer las cosas al mismo tiempo. La cara y la cruz de una misma moneda. Orgullo profesional. Tal vez sea porque me crié en un pueblo pequeño y allí la reputación y la palabra son muy importantes. Si algo no quieres que se sepa, ni lo pienses...

                En definitiva intentar aprender a disfrutar de lo que se hace. Y recordad es más fuerte la costumbre, que el amor. El amor es un invento de las películas americanas de los años cincuenta, pero que vende muy bien. Igual que construimos nuestro amor, debemos construir nuestra vocación.


Si no: ¿Porque resulta, que nuestra media naranja, casi siempre se sienta en el pupitre de al lado?

4 comentarios:

  1. Genial, Pere.
    De todo lo que has escrito, esto es lo que más me ha gustado. Difícil de superar. Pero como tienes vocación de blogero..., pues eso, a ver si nos sigues escribiendo cosas tan interesantes como esta.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Isabel no se si tengo vocación de blogero, lo que sí se es que me resulta fácil y a la vez muy útil, sobre todo a mí mismo. El poner las ideas en negro sobre blanco me ayuda a ordenar mi cabecita a la vez que me hace volar por mundos insospechados, que antes de ponerte a escribir ni te imaginas que puedan existir. De todas formas sin las lectoras como tú no sería lo mismo, me dais muchos ánimos para continuar y no solamente con el blog...

      Eliminar
    2. Yo todavía no he leído mucho pero con artículos como este seguro que también me aficiono. Lo único que no me convence es lo que es más fuerte la costumbre que el amor. Quizá sea así pero dejarte llevar mucho por la costumbre no me parece muy saludable. La costumbre es demasiado cómoda y muy poco innovadora.

      Eliminar
    3. Ana Pilar, un placer verte por aquí. Tus palabras me dan energía para continuar, muchas gracias. Tal vez el verdadero amor es la costumbre, saber que alguien está siempre ahí que te acompañará y te apoyará siempre. El amor de las películas es; y fueron felices y comieron perdices, una utopía. De todas formas en el texto se refiere simplemente que se puede aprender a amar, que con el trabajo diario se quiere más y más. No del enamoramiento de fuegos artíficiales, emocionante y vertiginoso que dura unos segundos.
      Un saludo y suerte con todos tus proyectos.

      Eliminar