jueves, 3 de abril de 2014

Desactivando una situación Ansiosa.

                El pensamiento tiene la virtud de recorrer siempre el camino más transitado, el más fácil. Es como el agua, recorre siempre el cauce más profundo y cuanta más veces pasa más profundo hace el surco. Cómo vimos en el artículo anterior, todos tenemos nuestros demonios esculpidos en piedra, caminos de pensamiento que nos llevan muchas veces a lugares no deseados, a infiernos personales que en ocasiones es muy difícil salir. La Ansiedad, es el infierno más común en el buscador de empleo, el otro es la Depresión. Ambas hermanas e hijas de la falta de control y la incertidumbre.



                Para tener encarcelados a nuestros fantasmas, es muy importante, la capacidad de dirigir nuestro pensamiento, nuestras emociones y nuestra conducta. Si queremos dirigirla, primero tenemos que hacernos conscientes: ¿Qué pensamos? ¿Qué sentimos? ¿Qué hacemos? El siguiente paso es juzgar, juzgar lo que pensamos, lo que sentimos, y lo que hacemos y lo más importante sus consecuencias  a corto y largo plazo. Para lo cual son necesarios criterios.  Cuidado con mis palabras, igual que en el código penal, solamente condenaremos conductas, a ver si nos convertimos sin querer en la Inquisición.

                El pensamiento es libre y muchas veces nos podemos horrorizar con él, pero solamente es pensamiento, podemos elegirlo o no. Con no hacerle caso, lo desarmamos.


                Para comenzar a trabajar pongámoslo fácil: Desactivando una situación ansiosa.

Miércoles, 7:00 p.m.
Mis dos hijos salen de nadar.

Objetivo: Ducha en el vestuario público 90% de humedad, 40 grados, cambio de ropa, peinado y salir pitando para casa.

                Rápido, rápido, coger la primera tanda de duchas, fuera bañador, regular el agua. ¡Quema! ¡Quema! ¡Quema! -Jabón, pelo, cuerpo, piernas, pelotas. ¡Rápido están esperando! Secarlos, vestirlos. ¡Mete el pie! Bañador volando hasta la otra parte del gimnasio, ¡Gritos, sapos y culebras! -¡Atentos a la faena que estamos haciendo! -Ni p. caso, jugando. Peinando, abrimos la puerta. ¡Estamos fuera! portazo (se cierra sola). Suspiro y refuerzo negativo. Por fin salimos del infierno, prueba superada hasta el próximo miércoles.... Esperándolo con terror.

                Identificación de la situación y analizarla fuera de contexto y relajadamente. Después pondremos nuestras ideas en práctica, a ver cómo resultan, si funcionan, adelante, si no, a pensar algo nuevo.

                -Pensamientos: 
                               -Debo actuar con rapidez para pasar lo antes posible el trago. Me jaleo continuamente durante la situación, metiéndome presión. -Por ser considerado con los demás debo ir más rápido, más presión. -Los niños deben tener los mismos objetivos que yo. No pueden jugar, deben darse prisa. Esto último lo sigo manteniendo aunque he bajado la presión, de lo contrario nos quedamos a vivir allí.

                -Sentimientos, sensaciones:
                                -Presión, ansiedad, distrés (malestar emocional) enfado.
                               -Sensación de calor, agobio físico.

                -Conductas:
                               -Movimientos bruscos, rápidos. Algunas orejas coloradas al poner o quitar camisetas, o camisetas de cuello estrecho o hijos de cabeza gorda.
                               -Gritos, amenazas de castigos.

                Lo cierto es que tardé como seis meses en darme cuenta de la situación. Menos mal que ya la tengo controlada, de lo contrario me produce una úlcera. La detecté a raíz de sentir el miedo, el pavor, al aproximarse la tarde fatídica de los miércoles.

Intervención:

                -Salimos tranquilos del agua, antes íbamos corriendo, aunque nos toque la segunda tanda de duchas no pasa nada.

                -Los dejo que se relajen y jueguen un ratito en la ducha, he empatizado un poco con ellos; después de nadar salen bastante activos con ganas de jugar.

                -Auto-instrucciones: Tranquilo que no tenemos tanta prisa, relájate. Respira. Déjalos jugar. No voy a gritar, ni enfadarme. El habla interna es muy importante para dirigir nuestra atención hacia aspectos más positivos. Así como para manejar nuestra conducta y pensamientos.

                -Conductas, acciones más pausadas, tranquilas, sonreír, seguir con sus bromas, respirar hondo. Seguir marcando las acciones, los límites, pero con menos presión. Las orejas lo agradecerán.

                -Intervención en el ambiente para cambiar la sensación de disconfort. Quitarme ropa, para mitigar la sensación de calor y humedad, un factor importante.


                Tengo que deciros que esto no ha salido bien a la primera, ni a la segunda, incluso algunos días se me escapa de las manos y las duchas de los miércoles terminan, como el rosario de la aurora. Un saludo a todos y como siempre, suerte.

¿Tenéis situaciones parecidas? ¿Las habéis logrado "desactivar"? Contadme cómo lo conseguisteis...
Si os gusta compartidlo. 

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