Era una
mañana fresca de agosto en el valle del Ebro, el cierzo soplaba y atenuaba los cálidos
rayos del sol que se mezclaban con el viento como hebras de helados de
diferentes sabores. Ocurre pocas veces en el verano, pero cuando sucede son
días muy agradables, que te hacen sentir la piel y el mundo, son días que te
llenan de energía y de gracias por mitigar el tórrido verano.
Mi
padre apareció en la terraza gritando para alertar a sus nietos. Llevaba unos
días con la idea de enseñarles a pescar cangrejos de río, por si se pierde este arte
milenario. -¡Traigo los reteles y el cebo, poneos ropa vieja, que nos
vamos a pescar cangrejos! Ana, Pedrito y Carlos, salieron de casa alborotados y
se lanzaron curiosos a ver los aparejos de pesca. Mi padre con una sonrisa
satisfecha, les enseñó el mecanismo de los reteles y abriendo una bolsa, les
mostró, lo que utilizaríamos como cebo: Una pequeña pata de lechón, de cerdito, que había muerto esta noche en la granja de mis tíos, posiblemente
aplastado por su madre. -
¡Lástima, con lo bueno que estaría con unas pataticas y verduras al horno!
Montamos
los cinco en mi coche, que es mejor para andar por caminos, remontando el curso
del río Guadalope, llegamos hasta La Balsa de los Comunes, lugar donde
últimamente los cangrejos se han reproducido como una plaga, pese a ser coto de
caza conocido por todo el pueblo.
Es una
laguna artificial, una presa cierra un pequeño valle, donde se acumula el agua
que se utiliza para el riego. El agua fresca, turquesa, cristalina, deja ver a
algunos cangrejos en el fondo. Rodeada de chopos y olivos centenarios, es un
lugar hermoso para pasar una tarde de campo.
-Lástima que hoy venimos de pesca, otro día vendremos a darnos un baño,
les digo a los niños, y todos gritando, vitorean mi idea. Los cangrejos, asustados, con un golpe de
cola, huyen como el rayo. - ¡Shhhh, Silencio que se asustan! Se enojó el abuelo.
Plantamos
los reteles, son unas pequeñas redes en forma de cilindro que cuando están en
el suelo se pliegan y se quedan totalmente planas, con el cebo; un trocito de
carne en el centro del círculo, los cangrejos se aproximan a comer y cuando hay
tres o cuatro cangrejos en el radio del aparejo se tira de una cuerda con la
ayuda de un palo, que levanta las paredes de la trampa y quedan atrapados. Hay
que aproximarse con sigilo para que los bichos no te descubran y huyan.
Los
cangrejos rojos americanos son seres feroces, han eliminado totalmente al
cangrejo de rio autóctono y muchos están mutilados por sus continuas peleas. Mi
sobrino Carlos, se guardó dos, en un bote de cristal, para llevárselos a
Zaragoza, qué paciencia
tenemos los padres, y al rato uno de ellos había matado al otro y se lo
estaba comiendo. -No es su culpa, es la necesidad de vivir.
Llevábamos
un cubo grande de pintura blanco, vacío, donde íbamos encerrando a nuestras
presas. Yo los observaba, en el momento de caer en el cubo. Los cangrejos se
ponían en posición agresiva, levantando sus pinzas y todo el cuerpo, mostrando
sus pinzas, armas mortíferas. Daban miedo, me recordaban a los monstruos de
Starship Troopers, menos mal que éstos sólo tienen unos centímetros. Dentro del
cubo había unos veinte o treinta cangrejos, a Pedrito, se le ocurrió la
empática idea, de darles de comer, para que no sufrieran de aquí a la cazuela y
les echó un trozo de carne.
Estaba
yo pensando en el futuro que les esperaba una vez dentro del cubo, pensando que
ninguno de ellos tenía la mínima oportunidad de sobrevivir, cuando vi el trozo
de cebo en el fondo, pensando que lo necesitaríamos para el próximo retel, lo
cogí para sacarlo, pero un cangrejo que estaba al lado pinzó mi dedo meñique,
retiré la mano rápido y el cangrejo salió volando, hizo una parábola en el
aire, cual campeón olímpico y cayendo al agua, de un coletazo, desapareció
sumergido. ¡Se había salvado! ¡Increíble! ¡El único que volvió a su vida, a su
paraíso!
Seguramente, "el elegido",
después de esta experiencia, descubrió el secreto de la vida, del éxito, se
hizo gurú, coach, asesor de lo que hay que hacer, sentir y pensar, o algo
parecido, escribió varios libros, y se ganó la vida dando charlas en todos los embalses del mundo, vendiendo su método.
-No es su culpa, es la necesidad de
vivir. -¿No es su culpa, es
la necesidad de vivir?
Espero
que les haya gustado esta pequeña historia, si es así, estaré muy agradecido si
la compartís. Recordad que cualquier comentario o idea será bienvenido, aquí en
el blog o conectad conmigo en las principales redes, un abrazo a todos y feliz
vuelta del verano.
El enigma de
la foto.
Este es un juego que os propongo con cada post, cada artículo tiene una foto
(la primera de todas) y os pido una interpretación, la que se os ocurra,
nada está bien o mal, nada es correcto ni incorrecto, y en el siguiente
artículo os cuento por qué razón la he puesto y cuál es mi interpretación. Esta
es la foto del artículo anterior: Si
el mundo se paraliza y tu quieres avanzar...
En la fotografía vemos
a un hombre colgado en el abismo, agarrado con una sola mano a la realidad, es
imprescindible, estar agarrado, conectado, adaptado a nuestro entorno, a
nuestro mundo, a la realidad de los Otros. Comprender el contexto es la única
forma de conocer sus necesidades y adaptarnos a las mismas. La única forma de vender
y poder trabajar para los demás, que es la única forma de trabajo.
¿Qué os sugiere la
foto de esta semana? Una esfera hecha de naipes.
Muchos retos y mucha
suerte.
¿Os puedo ayudar en
algo? Aquí mis servicios:
- Servicio de Orientación Profesional y Marca Personal. Llenar tu entorno de posibilidades profesionales.
Buena reflexión de la fotografía Pedro,es una realidad la parálisis cuando se encuentra en las disyuntivas que la vida nos da de golpe, afrontarla para brincar y salir adelante o, dejarse caer al precipicio de la mediocridad.
ResponderEliminarMuchas gracias Gustavo, la verdad es que da miedo, vértigo, algo que en otras ocasiones lo haríamos con los ojos cerrados, sin pensarlo dos veces, pero llega el momento y nos quedamos paralizados por la situación Y lo que era fácil se convierte en una montaña. Lo mejor es no pensar mucho y hacer lo que te apetezca. Saludos y gracias por tus palabras.
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